L’Usine du Spaghetti – Restaurantes en Canadá donde podemos comer los vegetarianos

En febrero pasado tuve la oportunidad de visitar Canadá… sé que es medio raro que este escribiendo y posteando esto ahora cuando hace tanto calor, pero es que he estado tan ocupada trabajando y viajando tanto que no he tenido tiempo de compartir esta parte en mi alocada vida vegetariana con todos ustedes.

Este es mi 3er viaje a Canadá… Había visitado Quebec City y Montreal allá en el 1984 y Vancouver en el 1986. Así que ha llovido un montón (ahá, 25+ años) desde la última vez que había pisado esta maravillosa tierra canadiense. Siempre he pensado que hay que tener tremendo karma para nacer canadiense… es un país sumamente tranquilo, organizado y civilizado. Todo el mundo es súper educado y de buenos modales, y muy hospitalarios, hasta a los que sabemos un poquito de francés nada más, como yo. Mis primeras 2 veces que estuve en Canadá fue en verano, cuando fui de vacaciones con mi familia. En aquellos tiempos, no estaba tan involucrada ni apasionada con la cocina ni era vegetariana, pero siempre he tenido muy buenos recuerdos de Canadá.

Cuando viajo con mis amigos no-vegetarianos, no puedo pretender que vayamos a comer a lugares vegetarianos, a pesar de lo rico que sean. Es diferente cuando viajo con mis amigos del yoga. En estas situaciones, lo más que puedo hacer el influenciar nuestras decisiones y asegurarme que hay suficientes opciones para que pueda yo escoger.

Tan pronto llegamos a Montreal, fuimos a la parte vieja de la cuidad, Vieux Montreal, para almorzarnos alguito y caminar un poco por la cuidad porque creo que la mejor manera de conocer una cuidad es caminando sus calles. Nos dijeron que la Rue St. Paul íbamos a encontrar muchos restaurantes con diversas opciones que complacerían todos nuestros paladares. A la verdad que lo de que hay muchas opciones de restaurantes es completamente cierto… Decidimos finalmente por L’Usine du Spaghetti que se traduce a La Fábrica de Espaguetis. Su menú afuera nos presentó con varias opciones deliciosas, hasta para las niñas que son «trikismiquis» para comer.

Algo que me gustó mucho de entrada es que, con todos los platos principales, tienes derecho de ir al salad bar cuantas veces quieras. No es un salad bar gigantesco, pero tienen una buena selección de lechugas, otros vegetales además de ensaladas preparadas como ensalada de pasta, ensalada de papa, couscous, etc. Casi nunca como de estas ensaladas preparadas por ahí, porque usualmente usan mayonesa regular. Pero se veían de lo más ricas…

 

El pancito con mantequilla de ajo que te dan al principio…. Se te hace la boca agua. El pan no era integral, pero de vez en cuando hay que hacer excepciones, especialmente cuando viajamos. Y no debes… repito, no debes perderte la oportunidad de tratar esta mantequilla de ajo!!!!

También ordenamos unas setas al ajillo para toda la mesa. Me encantó ver que te las sirven sobre una cama de ensalada verde. Las setas estaban exquisitas… calientitas sobre la ensalada fresca. Buen contraste de sabores, texturas y temperaturas. Y tuve el chance de comer ensalada DOS VECES!!!

Todos ordenamos pastas… Y me complació mucho ver como la gran mayoría de nuestro grupo pidió pastas sin nada de carne, lo que me permitía probar de sus platos también sin problemas. Natalia ordenó los tortellini de queso – OMG, éstos estaba DIVINOS!!! Tenían un gratinado de queso por encima, pero ¡la salsa rosada estaba fuera de liga!!! Como ésto era un plato de niños, lo sirvieron primero que el resto de la comida… estaban tan deliciosos… o sería el hambre que tenía??? No… realmente estaban riquísimos.

Yo ordené el penne con setas porcini. Estaba en el mood de algo un poco más liviano que las salsas cremosas que tanto me gustan usualmente… (Refiérase a mis comentarios en la pasta de Natalia ARRIBA).

Ana y Angie, ambas pidieron los raviolis en forma de florecita rellenos de tomates sun-dried.

Alejandro, ordenó los canelones de queso, los que eran mi segunda opción.

Rafa y Mariana pidieron platos que no podíamos comer… 😦

Y para darles una idea de cuán rica estaba nuestra comida… sólo miren los platos al final.

¿Ven por qué no podía esperar más para compartirles nuestra deliciosa experiencia en L’Usine du Spaghetti? Y los postres estaban para derretirse, pero sorry, no eran karma-free por eso no los comparto aquí (pssst – uno tenía chocolate!!! )

Así que si vives en Montreal o estás planificando visitar en el futuro cercano, date la vuelta por L’Usine du Spaghetti. Espero que les guste tanto o más como nos gustó a nosotros.

L’Usine Du Spaghetti du Vieux Montréal

273, rue St-Paul E coin Marche-Bonsecours, Montréal, Quebec H2Y 1H1, Canada

(514) 866-0963