Una noche de Quesos Franceses

22 Dic

Uno de los regalos que me hice de cumpleaños de mí para mí fue asistir a una clase de quesos dada por nuestro chef francés favorito, David Chamyol, del restaurante Bistrot de Paris en San Juan.  Mis amigas Laura y Annie Mariel me acompañaron para disfrutar de una noche completa de platos confeccionados con quesos  franceses.

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Fue una noche sumamente divertida.  Primero, aprendimos a hacer raclette.  Raclette se le conoce al queso como al grill o broiler en donde se derrite el queso.  Es básicamente un queso derretido en una bandejita y después se lo viertes por encima a unas papas hervidas, a unos pepinillitos franceses llamados cornishons o sobre vegetales.  Una de las cosas que más me sorprendieron es lo diferente que sabe el queso antes de derretir y después de derretirlo.  Antes de derretir sabe súper fuerte y salado.  Después de derretir el sabor se suaviza y sabe exquisito sobre las papas hervidas.  A la verdad que la experiencia de cortar el queso, derretirlo en la bandejita, echárselo por encima a las papas, etc.  Es de lo más divertido y tremendo para compartir con amistades en una fiestecita.

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Tanto así, que mi amiga Laura al otro día fue y se compró un grillcito raclette por internet.  Aparentemente, en nuestra próxima fiesta de Les Francophones el raclette (el queso y el grill) harán una aparición especial.

Luego, aprendimos a hacer un plato llamado Tartiflette… es un plato de papas y cebollas salteadas en un sartén.  Luego se pasan a un molde de hornear y se cubre con pedazos de queso llamado Reblouchon.  Lo metes al horno como por 20 minutos hasta que el queso se derrita.  Te lo comes calientito con una ensalada verde por el lado.  Déjenme decirles que el queso es bastante apestocito.  Y para serles sincera, es el plato que menos me gustó.  Es muy pesado y denso.   Maybe, porque me estaba llenando del raclette sobre las papas hervidas.

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Y para terminar, nos ensenaron como hacer un verdadero fondue de quesos francés.  Rayas partes iguales de quesos gruyère, comté y beaufort.  Además le añades ½ parte de queso vacherin.   Le añades eso a una base de vino blanco, mostaza Dijon, nuez moscada, sal y pimienta.  Para hacer esta receta karma-free, yo lo prepararía en casa con jugo de uva blanca, jugo de manzana o cidra de manzanas.  Derrites los quesos en esa base y al final le añades un chorrito de kirsh…  según los que nos dieron la clase, sin el kirsh, no es un fondue verdadero.  Para esto sí que tengo que buscarle un sustituto para el saborcito de cerezas que le da el kirsh.   Pero verdaderamente, estaba delicioso y para serles sincera,  es la primera vez que comía fondue.  Había visto hacerlo un montón de veces en el Food Network, pero nunca lo había comido en realidad.  Nos encanto tanto el concepto que pronto un fondue hará una aparición en una de nuestras próximas fiestas de Les Francophones.

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Además, quiero mencionar que además de todos los quesos que saboreamos en los platos que ya les mencione, también nos dieron a degustar quesos de cabra, quesos de ovejas brebis de las montanas, quesos azules, entre otros.  Todos los quesos fueron provistos por Marco Dettling, un muchacho suizo que ahora vive en Puerto Rico y tiene un negocio de importación de quesos europeos llamado The Cheese Market.  Su pasión y conocimiento de los quesos era evidente.  Y conversando con el nos dimos cuenta que somos “casi vecinos”, ya que vivimos en la misma calle.  Qué pequeño es este mundo… ¿no?

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Lo que me encantó de esta experiencia quesística es la versatilidad que tienen los quesos al cocinar… las pastas y los risottos son solo una pequeña parte de  de los platos que puedes hacer con quesos.  La cocina francesa está llena de platos deliciosos y cremosos en que el queso es el papel estelar.  Te da la oportunidad de probar quesos que, de otra manera, no tendrías la audacia de probar.  Es una ventana a un nuevo mundo de posibilidades y sabores nuevos.

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